Arranqué a usarlas porque ya no aguantaba más el dolor en la planta del pie y en el talón, sobre todo a la mañana cuando me levantaba. Tenía fascitis plantar y pie plano, y cada paso era una molestia constante. Al principio fui escéptica porque ya había probado otras plantillas que no servían, pero estas se sienten distintas desde el primer uso. El apoyo es firme, el arco queda bien sostenido y el impacto al caminar se reduce muchísimo. Con el correr de los días empecé a caminar más, a moverme sin miedo y a terminar el día sin esa sensación de pies destruidos. Hoy puedo decir que me devolvieron calidad de vida.
Tengo neuropatía y dolor metatarsal desde hace años. Probé cremas, medicación, masajes y distintas plantillas, pero nada me daba un alivio real y duradero. Con estas plantillas noté un cambio progresivo pero muy claro. El ardor y la presión al caminar bajaron mucho, siento el pie más estable y el peso mejor distribuido. Ya no termino el día desesperado por sentarme o sacarme los zapatos. No es que el dolor desapareció mágicamente, pero ahora es manejable y me permite hacer mi vida normal, trabajar y caminar sin estar todo el tiempo concentrado en el dolor. Para mí, eso ya es un montón.
Tengo más de 60 años y asumía que el dolor en los pies, rodillas y espalda era algo normal. Caminaba mal, me cansaba rápido y evitaba salir a pasear. Empecé a usar estas plantillas casi sin expectativas y me sorprendieron. Desde la primera semana sentí más estabilidad al caminar, menos impacto y menos carga en las rodillas. A las pocas semanas ya podía caminar más tiempo sin dolor y sin esa rigidez al levantarme. Me di cuenta de que el problema no era solo la edad, sino cómo apoyaba los pies. Hoy las uso todos los días y no salgo sin ellas.
